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Relación entre los lácteos y las enfermedades neurodegenerativas

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La enfermedad de Párkinson es la segunda enfermedad neurodegenerativa más común después del Alzhéimer1. En Estados Unidos, se diagnostican aproximadamente 60,000 casos nuevos cada año, lo que eleva el número total de casos existentes a aproximadamente un millón, con decenas de miles de muertes cada año. Los estudios muestran que las personas diagnosticadas con Párkinson tiene un hábito alimenticio en común: el consumo de leche.

La evidencia muestra que se han encontrado altos niveles de residuos de plaguicidas organoclorados en la leche, y en las zonas más afectadas del cerebro de los pacientes con Párkinson a las que se les realiza una autopsia1. Los plaguicidas organoclorados se usan tanto en la agricultura como en el control de vectores de enfermedades. Las características de estos compuestos químicos hacen que se puedan bioacumular y biomagnificar, transportándose así a través de la cadena alimenticia.

Neurotoxinas en los lácteos

Dado que estos pesticidas se han encontrado en todas partes, la industria de los lácteos debería exigir pruebas de detección de dicha toxina en la leche. De hecho, hoy en día existen pruebas altamente efectivas, portátiles y de bajo costo que no producen falsos positivos o falsos negativos, y que proporcionan una rápida detección de plaguicidas altamente tóxicos en la leche2. Sin embargo, no todos están tan convencidos de la relación de los pesticidas con el Párkinson. A pesar de las claras asociaciones entre el consumo de leche y la incidencia de Párkinson, no hay una explicación racional de por qué la leche es un factor de riesgo para desarrollar la enfermedad de Párkinson3. Si se trata de los pesticidas presentes en la leche que podrían acumularse en el cerebro, se asumiría que todos los pesticidas se acumulan en el tejido graso. Sin embargo, la relación entre la leche descremada y el Párkinson es igual de fuerte. Es por esto que los investigadores sugieren la causalidad inversa: la leche no causa Párkinson, sino que el Párkinson causa la  necesidad de ingesta de leche. Se argumenta que el Párkinson hace que algunas personas se depriman, y las personas deprimidas pueden tomar más leche. Así que se sugirió que no se debería limitar el consumo de lácteos a las personas que padecen Párkinson, especialmente porque son más susceptibles a las fracturas de cadera. Aunque ahora se sabe que la leche no parece protegernos contra las fracturas de cadera4, sino que en realidad podría aumentar5 el riesgo, tanto de fracturas óseas como de muerte.

Primero está el argumento de la causalidad inversa. ¿La leche conduce al Párkinson o el Párkinson a la leche? Lo que se necesita son estudios prospectivos en los que primero se mida el consumo de leche y se haga un seguimiento a los participantes. Dichos estudios encontraron un aumento significativo en el riesgo asociado con el consumo de lácteos6. El riesgo aumenta un 17% por cada vaso de leche al día, y un 13% por cada media rebanada de queso diario. De nuevo, la explicación más común es que proviene de los pesticidas y otras neurotoxinas presentes en los lácteos, pero esto no explica por qué hay más riesgo con ciertos productos lácteos. Hay residuos de pesticidas en todos los productos7, así que, ¿porqué está más relacionado el Párkinson con la leche que con el queso? Es que hay otros contaminantes neurotóxicos en la leche además de los pesticidas, como las tetrahidroisoquinolonas, también encontradas en el cerebro de los pacientes con Párkinson8, pero en mayor proporción en el queso que en la leche. Aunque claro, se suele beber más leche que comer queso9.

Otras enfermedades neurodegenerativas

La relación entre los lácteos y la enfermedad de Huntington es similar10. La enfermedad de Huntington es una severa enfermedad degenerativa del cerebro que ocurre en algunas familias, cuya posibilidad de aparición temprana puede duplicarse con el consumo de lácteos. Nuevamente, puede deberse más al consumo de leche que de queso11, lo que nos devuelve al estudio sobre la mortalidad y la leche5.

No existe evidencia científica que demuestre el beneficio de consumir lácteos a la salud ósea.

Si no son los pesticidas, ¿qué es lo que nos hace daño?

Cada vez que se escuche que el riesgo de enfermedad se asocia más a leche que al queso (más estrés oxidativo e inflamación) se debe pensar en la galactosa, el azúcar de la leche, en lugar de la grasa de la leche, las proteínas o los pesticidas5. Quizá es por ella por lo que los consumidores de leche tienen un riesgo más alto de fracturas muerte, y también podría explicar los hallazgos sobre la neurodegeneración. Aquellos individuos que por excepción no son capaces de detoxificar la galactosa de la leche sufren daño en los huesos12 y en el cerebro13.

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Referencias Bibliográficas

  1. Ułamek-Kozioł M, Bogucka-Kocka A, Kocki J, Pluta R. (2013). Good and bad sides of diet in Parkinson’s disease. Nutrition. Feb;29(2):474-5. doi: 10.1016/j.nut.2012.09.013. PubMed PMID: 23312768.
  2. Mishra RK, Dominguez RB, Bhand S, Muñoz R, Marty JL. (2012). A novel automated flow-based biosensor for the determination of organophosphate pesticides in milk. Biosens Bioelectron. Feb 15;32(1):56-61. doi: 10.1016/j.bios.2011.11.028. Epub 2011 Nov 23. PubMed PMID: 22221795.
  3. Kistner A, Krack P. (2014). Parkinson’s disease: no milk today?. Front Neurol. 2014;5:172. Published 2014 Sep 5. doi:10.3389/fneur.2014.00172
  4. Bischoff-Ferrari HA, Dawson-Hughes B, Baron JA, Kanis JA, Orav EJ, Staehelin HB, Kiel DP, Burckhardt P, Henschkowski J, Spiegelman D, Li R, Wong JB, Feskanich D, Willett WC. (2011). Milk intake and risk of hip fracture in men and women: a meta-analysis of prospective cohort studies. J Bone Miner Res. Apr;26(4):833-9. doi: 10.1002/jbmr.279. Erratum in: J Bone Miner Res. 2017 Nov;32(11):2319. PubMed PMID: 20949604.
  5. Michaëlsson, K., Wolk, A., Langenskiöld, S., Basu, S., Warensjö Lemming, E., Melhus, H., & Byberg, L. (2014). Milk intake and risk of mortality and fractures in women and men: cohort studies. BMJ (Clinical research ed.), 349, g6015. doi:10.1136/bmj.g6015 
  6. Jiang W, Ju C, Jiang H, Zhang D. (2014). Dairy foods intake and risk of Parkinson’s disease: a dose-response meta-analysis of prospective cohort studies. Eur J Epidemiol. Sep;29(9):613-9. doi: 10.1007/s10654-014-9921-4. Epub 2014 Jun 4. PubMed PMID: 24894826.
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  10. Marder, K., Gu, Y., Eberly, S., Tanner, C. M., Scarmeas, N., Oakes, D., … Huntington Study Group PHAROS Investigators (2013). Relationship of Mediterranean diet and caloric intake to phenoconversion in Huntington disease. JAMA neurology, 70(11), 1382–1388. doi:10.1001/jamaneurol.2013.3487. 
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Fuente Original

Greger, M. (2019). Por qué algunos productos lácteos están más relacionados con el párkinson. Recuperado el día 7 de agosto de 2019 de la página: https://nutritionfacts.org/es/2019/07/02/por-que-algunos-productos-lacteos-estan-mas-relacionados-con-el-parkinson/ 

Gemma Parra
Gemma Parra
Gemma es Editora de Come Con Ciencia. Ha participado, desde hace 6 años, en otras ONGs realizando actividades similares. Actualmente es estudiante del Doctorado en Ingeniería Eléctrica en la Universidad de Guanajuato, egresada del Tec de Monterrey de la carrera de Ingeniería Biomédica.