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Siete formas en que dañamos nuestra salud y cómo podemos prevenirlo

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De todos los problemas expuestos por la pandemia del COVID-19, quizás uno de los más lamentables es que al haber descuidado la naturaleza que nos rodea, sin querer hemos hecho de nuestro mundo un lugar menos saludable para vivir. La evidencia indica que nuestros estilos de vida y comportamientos han afectado al medioambiente y, en consecuencia, a nuestra salud. El COVID-19 ha demostrado la interdependencia entre los humanos y el medioambiente. Somos sólo una de las 8 millones de especies que se estima hay en el planeta. Eso quiere decir que constituimos una pequeña parte de una intrincada y delicada red de vida. Cuando una parte de esa red se ve afectada, se altera el equilibrio de todo el sistema. La pandemia representa una oportunidad para construir un futuro sostenible a medida que planificamos la recuperación de las economías.

  • Nueve de cada diez personas en el mundo respira aire contaminado.
  • La contaminación del aire es responsable de 7% de las muertes por cáncer de pulmón, 18% de las muertes por enfermedades pulmonares, 20% de las muertes por accidente cerebrovascular y 34% de las muertes por enfermedades del corazón.
  • El 80% de las aguas residuales regresa al ecosistema sin ser tratada o reutilizada.
  • 800 millones de personas sufren de inseguridad alimentaria.
  • 2,100 millones de personas son obesas o tienen sobrepeso.
  • Una de cada tres personas sufre desnutrición.
  • Gran parte de la población mundial se ve afectada por enfermedades relacionadas con la dieta: enfermedades cardíacas, derrames cerebrales, diabetes y cáncer.
  • 700.000 personas mueren cada año a causa de infecciones resistentes a los antibióticos.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) atribuye el 23% de todas las muertes a un medioambiente poco saludable1, y, este año, los cinco riesgos principales destacados por el Informe de Riesgos Globales del Foro Económico Mundial estaban relacionados con el medioambiente2. Aquí te compartimos siete maneras en que nuestra falta de cuidado hacia el medioambiente está afectando nuestra propia salud. 

1. Respiramos aire contaminado

El aire es la base de la que depende toda la vida humana. Según la OMS, nueve de cada diez personas en el mundo respira aire contaminado. Los contaminantes microscópicos que provienen de las emisiones de combustible diésel y la quema de basura, carbón, queroseno y biomasa penetran profundamente los pulmones y el torrente sanguíneo, y provocan diversas enfermedades. Por su parte, las emisiones de metano de la agricultura animal industrial, la producción de petróleo y gas, y los desechos sólidos contribuyen al ozono a nivel del suelo, que causa asma y enfermedades respiratorias crónicas.

A nivel mundial, la contaminación del aire es responsable del 7% de Las muertes por cáncer de pulmón, 18% de las muertes por enfermedades pulmonares, 20% de las muertes por accidente cerebrovascular y 34% de las muertes por enfermedades del corazón3.

breathelife2030.org

En el contexto del COVID-19, los expertos médicos han advertido que los problemas de salud existentes, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o las enfermedades cardíacas son determinantes críticos del riesgo de daño pulmonar. Otro estudio reciente indica que la exposición a largo plazo al dióxido de nitrógeno, en gran parte el resultado de la quema de combustibles fósiles puede ser uno de los contribuyentes más importantes a la muerte por COVID-19.

2. Contaminamos el agua dulce

Una persona requiere de 20 a 50 litros de agua limpia cada día4, sólo para beber y para su higiene personal básica. En todo el mundo, el agua está contaminada por desechos domésticos, municipales y médicos, aguas residuales no tratadas, escorrentías agrícolas y descargas industriales. El 80% de las aguas residuales regresa al ecosistema sin ser tratada o reutilizada, lo que supone un riesgo para 1.800 millones de personas de contraer cólera, disentería, fiebre tifoidea y poliomielitis, y otras complicaciones de salud.

Desde la década de 1990, la contaminación del agua ha empeorado en casi todos los ríos de África, Asia y América Latina. Ante la pandemia de COVID-19, la OMS enfatiza que la higiene de manos frecuente y adecuada es una de las formas más importantes para prevenir la infección viral, sin embargo, una encuesta en 42 países con datos disponibles indica que menos de la mitad de la población tiene instalaciones básicas para lavarse las manos (agua y jabón) en sus propios hogares. 

3. Reducimos el valor nutricional de los alimentos

Una alimentación sostenible (segura y saludable) contribuye a un buen estado de salud, nos protege contra la desnutrición, reduce el riesgo de enfermedades y promueve la fortaleza del sistema inmune. Sin embargo, el crecimiento de la población y la urbanización han coincidido con un aumento de los problemas de salud relacionados con la mala nutrición en todo el mundo. Sorprendentemente, mientras que aproximadamente 800 millones de personas sufren de inseguridad alimentaria, 2.100 millones de personas son obesas o tienen sobrepeso5. Esto es una evidencia de que tener suficientes alimentos y tener alimentos nutritivos son dos desafíos muy distintos.

La producción intensiva e industrializada de alimentos ha reducido los costos y ha ampliado la disponibilidad de alimentos altamente procesados y pobres en nutrientes, de modo que 60% de la energía alimentaria se deriva de solo tres cultivos de cereales: arroz, maíz y trigo. Dos mil millones de personas carecen de vitaminas y minerales esenciales para el crecimiento y el desarrollo, como la vitamina A, el hierro y el zinc. Según la OMS, casi una de cada tres personas sufre de desnutrición, y «gran parte de la población mundial se ve afectada por enfermedades relacionadas con la dieta, como enfermedades cardíacas, derrames cerebrales, diabetes y cáncer«.

4. Consumimos sustancias dañinas

Además de contribuir a la contaminación ambiental, el uso de pesticidas para la agricultura intensiva puede ser un grave perjuicio para la salud humana. En los países en desarrollo, 25 millones de personas sufren de intoxicación aguda por pesticidas cada año. Si bien los plaguicidas considerados nocivos han sido prohibidos por los países signatarios del Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes de 2001, sus residuos pueden permanecer en el suelo y el agua durante años.

El envasado y el procesamiento de alimentos (tratamientos para mejorar el sabor, la apariencia y la duración) también implican riesgos. Una evaluación de 2015 realizada por el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer de la OMS clasificó la carne procesada como cancerígena y la relacionó con el cáncer colorrectal6. En algunos países, en las botellas de plástico o en los enlatados se pueden encontrar disruptores endocrinos que pueden producir efectos adversos neurológicos, inmunológicos y para el desarrollo

5. Nos exponemos a enfermedades zoonóticas

Al alterar los hábitats naturales de la vida silvestre para nuestra propia vida, la agricultura o la industria, hemos reducido las «zonas de amortiguación» naturales que nos habrían separado de la vida silvestre y hemos creado oportunidades para que enfermedades como el COVID-19 se propaguen de los animales silvestres a las personas. La situación se ve agravada por el cambio climático -que provoca alteraciones en la temperatura, la humedad y la estacionalidad, y afecta directamente la supervivencia de los microbios-, así como por una mayor interconexión global a través de los viajes internacionales, lo que significa que una enfermedad que se origina en un país puede estallar en otro, en cuestión de horas. 

6. Abusamos del uso de antimicrobianos

Desde mediados del siglo XX, los tratamientos antimicrobianos (entre ellos los antibióticos) se han utilizado tanto en la medicina humana como en la veterinaria. En muchas partes del mundo también se agregan a la alimentación animal para promover un crecimiento más rápido. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, «se espera que el uso de antimicrobianos para la producción y la salud de los animales se duplique en 20 años»7. Como consecuencia, los antimicrobianos se han vuelto menos efectivos como medicina, tanto en la sanidad animal como humana. A nivel mundial, aproximadamente 700.000 personas mueren cada año a causa de infecciones resistentes.

7. Reducimos la abundancia de la naturaleza

En todo el mundo, se estima que 60.000 plantas, animales y especies de microbios se emplean por sus propiedades medicinales, nutricionales y aromáticas8. En los Estados Unidos, 118 de los 150 medicamentos más recetados se basan en fuentes naturales, y los productos provenientes de la naturaleza han sido particularmente importantes en el área de la terapia contra el cáncer. Sin embargo, como resultado de las acciones humanas, incluida la sobreexplotación, la destrucción de hábitats y el cambio climático, los recursos de las plantas silvestres están disminuyendo drásticamente. En todo el mundo, se estima que 15.000 especies de plantas medicinales pueden estar en peligro de extinción, y las estimaciones sugieren que cada dos años perdemos al menos una potencial droga de importancia.

Sólo podemos cuidarnos a nosotros mismos si cuidamos al medioambiente.

En ausencia de un cambio de comportamiento importante e inmediato, «es probable que las futuras pandemias se produzcan de forma más frecuente, se propaguen con mayor rapidez, tengan una repercusión económica mayor y acaben con la vida de más personas», aseguran expertos de la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES)9. El COVID-19 ha demostrado la interdependencia entre los humanos y el medioambiente. Somos sólo una de las 8 millones de especies que se estima hay en el planeta. Eso quiere decir que constituimos una pequeña parte de una intrincada y delicada red de vida. Cuando una parte de esa red se ve afectada, se altera el equilibrio de todo el sistema. La pandemia representa una oportunidad para construir un futuro sostenible, con hábitos de consumo saludables para el planeta, a medida que planificamos la recuperación de las economías.

Desde Come Con Ciencia te invitamos a reducir tu consumo de productos cárnicos, cambiando hacia una alimentación sostenible mayormente basada en alimentos vegetales y alimentos enteros. De esta manera podríamos recuperar nuestra salud, frenar el cambio climático, reducir el uso indiscriminado de antibióticos y prevenir las enfermedades zoonóticas.

¡Por tu salud, y la del planeta, Come Con Ciencia!

Referencias Bibliográficas

  1. World Health Organization. (2019). HEALTHY ENVIRONMENTS FOR HEALTHIER POPULATIONS:WHY DO THEY MATTER, AND WHAT CAN WE DO?. mayo 19, 2020, de WHO Sitio web: https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/325877/WHO-CED-PHE-DO-19.01-eng.pdf
  2. World Economic Forum. (2020). The Global RisksReport 2020. mayo 19, 2020, de World Economic Forum Sitio web: http://www3.weforum.org/docs/WEF_Global_Risk_Report_2020.pdf
  3. Breathelife. (()). Health and Climate Impacts. mayo 19, 2020, de Breathelife2030 Sitio web: https://breathelife2030.org/the-issue/health-and-climate-impacts/
  4. OMS. (()). Servicios de aguas para la salud. mayo 19, 2020, de Organización Mundial de la Salud Sitio web: https://www.who.int/globalchange/ecosystems/water/es/
  5. FAO. (2019). The state of food security and nutrition in the world. mayo 19, 2020, de Food and Agriculture Organization Sitio web: http://www.fao.org/state-of-food-security-nutrition
  6. WHO. (2015). IARC Monographs evaluate consumption of red meat and processed meat. mayo 19, 2020, de World Health Organizacion Sitio web: https://www.iarc.fr/wp-content/uploads/2018/07/pr240_E.pdf
  7. FAO. (()). Resistencia a los antimicrobianos. mayo 20, 2020, de Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura Sitio web: http://www.fao.org/antimicrobial-resistance/key-sectors/animal-health/es/
  8. WHO. (2015). Connecting Global Priorities:Biodiversity and Human Health. mayo 20, 2020, de World Health Organization Sitio web: https://www.cbd.int/health/doc/Summary-SOK-Final.pdf
  9. Díaz S. & Daszak P.. (2020). Las medidas de estímulo frente a la enfermedad por coronavirus (COVID-19) deben salvar vidas, proteger los medios de vida y salvaguardar la naturaleza para reducir el riesgo de que se produzcan futuras pandemias. mayo 20, 2020, de PBES Sitio web: https://ipbes.net/sites/default/files/2020-04/COVID19%20Stimulus%20IPBES%20Guest%20Article_Spanish.pdf

Fuente Original

ONU. (2020). Siete formas en las que hemos deteriorado nuestra salud y cómo dejar de hacerlo. mayo 19, 2020, de ONU Sitio web: https://www.unenvironment.org/es/noticias-y-reportajes/reportajes/siete-formas-en-las-que-hemos-deteriorado-nuestra-salud-y-como

Gemma Parra
Gemma Parra
Gemma es Editora de Come Con Ciencia. Ha participado, desde hace 6 años, en otras ONGs realizando actividades similares. Actualmente es estudiante del Doctorado en Ingeniería Eléctrica en la Universidad de Guanajuato, egresada del Tec de Monterrey de la carrera de Ingeniería Biomédica.