Después de monitorear por más de 10 años, a personas mayores de 65 años con ERC, se observó que solo unos cuantos tuvieron que someterse a diálisis puesto que la mayoría falleció. Lo más aterrador para muchos pacientes es someterse a una diálisis, pero es 13 veces más factible morir que someterse a ella. Siendo las enfermedades cardíacas más mortíferas que las otras causas combinadas, la disminución de la función renal puede incrementar el riesgo de infartos, ataques cerebrovasculares y la muerte [2]. Es por ello que es crítico que cualquier dieta seleccionada pasa ayudar a los riñones también ayude al corazón [3]. Una dieta basada en plantas es adecuada para tal situación, ya que provee protección contra cálculos renales, inflamación del riñón, acidosis y enfermedades cardíacas. Por lo que el control de la presión sanguínea puede verse favorecido por la reducción de la ingesta de sodio, y debido a la naturaleza vegetariana de la dieta —lo cual es importante para disminuir colesterol en el suero— puede ayudar no solamente al corazón sino también a los riñones.
En 1858, Rudolf Virchow, el padre de la patología moderna, fue el primero en describir la degeneración grasa del riñón. En 1982, esta idea de la nefrotoxicidad de lípidos —la posibilidad de que la grasa y el colesterol en el torrente sanguíneo pudieran ser tóxicos directamente para los riñones, basada en datos que mostraban cúmulos de grasa obstruyendo los canales de riñones en autopsias [4]— se formalizó. Desde que dicha noción se formuló ha ganado impulso, parece que un alto nivel de colesterol y grasa en el torrente sanguíneo acelera la progresión de ERC por medio de efectos tóxicos directos en las células del riñón [5]. Dada la conexión entre el colesterol y el deterioro renal, el uso de fármacos estatinas que disminuyen el colesterol ha sido recomendado para retardar el progreso de ERC [6]. Por supuesto, se debe tener en cuenta los graves efectos adversos en músculo e hígado que el abuso de tales fármacos puede ocasionar. Es por ello que las dietas basadas en plantas podrían ofrecer ambas cosas, proteger el corazón y los riñones sin los efectos secundarios de los medicamentos.
Los dos potenciales inconvenientes en los alimentos derivados de plantas, son la cantidad de fósforo y potasio que poseen, y que resultan difíciles de desechar por un riñón enfermo. Sin embargo, el fósforo en la carne es absorbida en doble cantidad, sin incluir a los aditivos del fosfato que son inyectados a la carne [7]. Así que alimentarse de plantas puede disminuir significativamente los niveles de fósforo en sangre [8]. La preocupación acerca del potasio es ampliamente teórica, puesto que los efectos alcalinos de los alimentos vegetales ayudan al organismo a excretar el potasio. Pero es diferente para aquellos en diálisis o en etapa terminal de alguna enfermedad, quienes necesitan seguimiento de cerca por parte de un nutriólogo especialista de riñones.
Las dietas basadas en plantas especialmente restringidas en proteína, han sido exitosamente empleadas para retardar o detener la progresión de insuficiencia renal [9]. Un estudio demostró que la pérdida de la función renal de ocho diabéticos, de uno a dos años previos al cambio a una dieta basada en plantas, detuvo la inexorable disminución en la mayoría de los pacientes. Esto llevó a los investigadores a declararlo como un tratamiento de elección contra la insuficiencia renal e diabéticos. Las dietas estrictamente basadas en plantas también pueden ayudar al retraso de la diálisis por uno o dos años [10] y, después del trasplante de riñón, puede aumentar la supervivencia del riñón y mejorar la esperanza de vida del paciente [11]. La mayoría de las publicaciones, sin embargo, son solamente estudios piloto de factibilidad, por lo que resultan irrelevantes si las personas no logran mantenerse en la dieta [12]. Mientras se espera por más estudios definitivos, la información disponible sustenta que el ofrecer este tipo de dietas basadas en plantas es una opción para todos los pacientes con avanzada o progresiva ERC [13].
Aunque los efectos de dichas dietas sobre la progresión de la insuficiencia renal están todavía en debate, los incuestionables efectos favorables de las dietas basadas en plantas en algunos de los desórdenes cardiovasculares y metabólicos más perjudiciales como hipertensión y diabetes , usualmente asociados con la insuficiencia renal, proveen razones suficientes para recomendar la predominancia de proteínas vegetales en la alimentación de pacientes con enfermedades renales. La dieta basada en plantas no es empleada con confianza debido a que algunas personas consideran difícil el cambiar por complento su alimentación [14].
Se sabe que los alimentos ricos en proteína animal conducen a acidosis metabólica. Nuestras dietas son ampliamente productoras de ácido porque son deficientes en frutas y verduras, y contienen grandes cantidades de productos animales. Dado esto, ¿qué es lo que los doctores hicieron? Dieron bicarbonato de sodio a los pacientes [15]. En lugar de tratar la causa —la cara ácida de la dieta de un exceso de productos animales y escasas frutas y vegetales—, trataron las consecuencias al preguntarse: “¿Demasiado ácido? Te daremos algo alcalino: bicarbonato de sodio”. Y vaya que funciona. La neutralización del ácido de la dieta con bicarbonato de sodio disminuye el daño renal y retarda la pérdida de la función renal, pero el bicarbonato de sodio contiene sodio, así que los doctores podrían estar añadiendo otro problema.
Si los pacientes no están en la disposición de eliminar los productos animales, al menos deberían comer más frutas y verduras. Intentaron esto, y también funcionó, y lo hizo sin conducir a mucho potasio en la sangre [16]. De hecho, podría inclusive funcionar mejor porque las frutas y vegetales contienen la ventaja adicional de ayudar a disminuir la presión sanguínea [17]. El estudio que examinó esto es importante puesto que ilustró una forma simple y segura para tratar la acidosis metabólica: con frutas y verduras. Así que la clave para detener el progreso de ERC puede estar en el mercado productor o en el mercado del campo, no en la farmacia [18].
Greger, M. (2018) How to Treat Chronic Kidney Disease with Food. Recuperado el día 12 de marzo de 2019 de la página: https://nutritionfacts.org/2018/10/18/how-to-treat-chronic-kidney-disease-with-food/