La evidencia científica indica que consumir productos lácteos aumenta el riesgo de cáncer de próstata, mientras que las dietas basadas en frutas, verduras, granos enteros y semillas, lo reducen. Los investigadores señalan que en los países donde la ingesta de productos lácteos es alta, las tasas de cáncer de próstata son altas, mientras que en los países en los que la ingesta de productos lácteos es baja, las tasas de cáncer de próstata son bajas. Esto puede deberse a que las proteínas animales y los productos lácteos aumentan los niveles del factor de crecimiento IGF-1 en el cuerpo. Los niveles altos de IGF-1 están relacionados con un mayor riesgo de cáncer de próstata, así como cáncer de pulmón, intestino, ovario y mama.
Una revisión bibliográfica de 47 estudios publicados entre 2006 y 2017, que incluyen a más de un millón de participantes, y analizó el riesgo de desarrollar cáncer de próstata cuando se consumen alimentos de origen animal o de origen vegetal. Los resultados mostraron que los hombres que consumían más lácteos tenían hasta un 65% más de probabilidades de desarrollar la enfermedad, mientras que los que seguían dietas vegetarianas tenían hasta un 36% menos de probabilidades de desarrollarla.
Estudios anteriores también han demostrado que un mayor consumo de productos animales se asocia con un mayor riesgo de cáncer de próstata. Por ejemplo, varios estudios han encontrado un vínculo entre la ingesta de carne (especialmente la carne roja) y el cáncer de próstata. Los estudios científicos sugieren que la producción de compuestos cancerígenos durante la cocción de la carne, así como los efectos hormonales y de otros nutrientes, pueden ser los responsables de desarrollar cáncer de próstata. Además, los productos cárnicos no contienen compuestos que combatan al cáncer, a diferencia de los alimentos vegetales ricos en polifenoles y flavonoides que sí los contienen.