Un estudio realizado por el Centro Nacional de Estadísticas para la Salud de los Estados Unidos, encuestó a 6,381 personas de 50 años o mayores, acerca de sus hábitos alimenticios. Al final, dicho estudio determinó que las dietas altas en carne, huevos y lácteos podrían ser tan malas para la salud como fumar; incluso sugirió que las personas por debajo de los 65 años que consumen mucha carne, huevos y lácteos son 4 veces más propensas a morir de cáncer o diabetes1. Si se observa cuidadosamente el estudio, es evidente que no es así, ya que no se genera un riesgo 4 veces mayor, sino, un riesgo 73 veces mayor2. Aún más, el estudio mostró que las personas que decían consumir una cantidad moderada de proteína, entre el 10 y 19% del total de sus calorías, tuvieron 23 veces más riesgo de morir de diabetes en comparación con quienes consumieron la cantidad recomendada de proteína.
La cantidad recomendada de proteína al día supone entre un 6 y un 10% del total de las calorías, es decir, unos 50 gramos al día.
Así que la supuesta ingesta baja de proteínas es en realidad la ingesta recomendada de proteínas, y se asocia con una mayor reducción en la mortalidad general y en la mortalidad por cáncer en la mediana edad (por debajo de los 65 años), pero no necesariamente en la gente mayor de 65 años. Con respecto a las muertes por diabetes, una ingesta en general más baja de proteínas se asocia con una vida más larga en todas las edades.
Hay evidencia que sugiere que la recomendación diaria estándar de proteínas, que es 0.8 gramos por cada kilogramo de peso corporal, podría funcionar para la mayoría de las personas, pero no para la tercera edad3. El estudio que determinó esta cantidad diaria recomendada, indica que las personas mayores podrían tener unos requerimientos más altos de proteína, pero no había suficiente evidencia como para cambiar las recomendaciones4. Después se publicó un estudio definitivo en el 2008 que tampoco concluyó que hubiera ninguna diferencia entre los requerimientos de proteína, de la gente mayor y la gente joven5. La misma cantidad recomendada debeía servir para la gente mayor. Sin embargo, una ingesta adecuada no es lo mismo que una ingesta óptima. Los estudios anteriores no se habían planteado la posibilidad de que una ingesta considerablemente superior a la recomendada podría ser beneficiosa para la gente mayor6.
Otro estudio científico hizo un seguimiento a un grupo de personas de más de 65 años durante 12 años, y descubrió que en general pierden alrededor de un 1% de masa muscular cada año7. Si se obliga a que alguien se quede en la cama durante días, es normal que pierdan masa muscular, pero las personas mayores que están obligadas a hacer reposo podrían perder masa muscular 6 veces más rápido que las personas jóvenes7. Así que o se utiliza o se pierde, y eso aplica para todos los individuos, pero como los mayores podrían perder más rápido, es mejor que usen sus músculos. Complementario a lo anterior, se hizo un estudio en Japón con resultados algo diferentes8. Este estudio concluyó que la pérdida de masa muscular relacionada con la edad es trivial. ¿De dónde viene esta diferencia? Resulta que en este estudio se informó a los participantes sobre los resultados de sus pruebas de fuerza muscular, así que muy a menudo intentaban mejorarla entrenándose antes del siguiente examen. Esto ocurría sobre todo con los hombres, que eran tan competitivos que su masa muscular incluso aumentó con la edad, lo que muestra que su pérdida no es inevitable, solamente hace falta esforzarse un poco.
Además, los investigadores dicen que añadir proteína no parece ayudar9. Añadir más claras de huevo a la dieta no tiene ningún efecto aparente en la respuesta muscular al entrenamiento de resistencia, y esto fue un estudio financiado por la American Egg Board. Incluso el National Dairy Council no fue capaz de defenderlo, con lo que está claro que no se produce una mejora en el funcionamiento físico ni en la composición corporal, la fuerza o la talla cuando personas mayores aumentan su ingesta de proteína al comer más alimentos altos en proteínas o suplementos enriquecidos con proteínas10.
Si, y es muy fácil: comer verduras. Consumir la cantidad recomendada de verduras se asocia con disminuir básicamente a la mitad las probabilidades de tener una baja densidad muscular11. Resulta que el efecto metabólico de consumir verduras podrían neutralizar la acidosis metabólica leve que ocurre con la edad. La acidosis metabólica se podría explicar como un desequilibrio en el pH corporal, que se observa como un incremento en la acidez del plasma sanguíneo y es, por lo general, una manifestación de trastornos metabólicos en el organismo. La acidosis es un problema porque ese ácido extra en nuestro cuerpo facilita la descomposición del músculo, es decir, se genera una respuesta adaptativa a la acidosis12 . Parece que tendemos a desarrollar una acidosis leve crónica cuando envejecemos, porque nuestros riñones empiezan a funcionar deficientemente; y porque probablemente tengamos una dieta que promueve la acidez, es decir, una dieta con mucho pescado, cerdo, pollo y queso, con pocas frutas y verduras13. Las legumbres son la mayor fuente de proteína vegetal que no forma ácido, y efectivamente una dieta más basada en plantas se relaciona positivamente con la masa muscular en mujeres de entre 18 y 79 años14 .
Greger, M. (2019). ¿Deberíamos aumentar nuestra ingesta de proteína después de los 65? Recuperado el día 5 de agosto de 2019 de la página: https://nutritionfacts.org/es/2019/07/16/deberiamos-aumentar-nuestra-ingesta-de-proteina-despues-de-los-65/