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¿Por qué las personas se preocupan tanto por la proteína?

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El boom de la preocupación global por la cantidad de proteína que consumimos inició en la década de 1930, cuando se identificó una enfermedad originada por malnutrición, la enfermedad de kwashiorkor. En ese momento se asumió como causa la deficiencia de proteína, en regiones geográficas de difícil acceso a alimentos de calidad ¿pero qué sucede en el mundo occidental?.

La Dra. Cicely Williams fue la responsable de este famoso descubrimiento, y se pasó el resto de su vida refutando su propia teoría. En la actualidad no existe evidencia concluyente que una deficiencia dietética de proteína sea la causante de la enfermedad de kwashiorkor3. La preocupación continúo por muchas décadas, ya que en los años 50’s, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) identificó a la deficiencia de proteína como un problema global serio y muy extendido. Según la ONU, existía una brecha mundial de proteína ha cubrir, argumento que la industria de los lácteos en los Estados Unidos aprovechó rápidamente para deshacerse de su sobreproducción de leche en polvo tras la guerra en los países en desarrollo, evitándose así una gran pérdida económica.

Aunque es cierto que la ciencia terminó ganando6, también hubo un recálculo masivo de los requerimientos de proteína que cerró la brecha de proteína de un plumazo, y destruyó la teoría de la malnutrición pandémica por falta de proteína. Los requerimientos de proteína en bebés cambiaron de un 13% de las calorías diarias a un 10%, luego un 7%, y finalmente un 5%. Sin embargo, sigue habiendo personas obsesionadas con la proteína7. Por ejemplo, quienes promueven las dietas paleolíticas intentan justificar la necesidad de más proteína desde una perspectiva evolutiva8. De ser así, entonces, ¿cuál es el alimento adecuado para los humanos, perfeccionado a lo largo de millones de años, con la cantidad perfecta de proteína para nosotros?9 La leche materna

Si la proteína de alta calidad fuese el nutriente de nutrientes que ayudó al crecimiento de nuestro cerebro estos últimos millones de años, tendría sentido que esa importancia se viese reflejada claramente en la composición de la leche materna humana, especialmente porque la infancia es la etapa de la vida en el que crecemos más rápido. Sin embargo, no es el caso. La leche materna humana es una de las leches con menos proteína del mundo mamífero. En efecto, podría tener la menor concentración de proteína de todos los animales del mundo, con menos de un 1% de proteína en peso10. Es una de las razones por las que dar leche de vaca directamente a un bebé puede ser tan peligroso11. Aunque el contenido de proteína de la leche humana se haya descrito como extremadamente bajo, es exactamente como tiene que ser; es el nivel natural de la especie humana, perfeccionado después de millones de años. 

La dieta occidental

Por otro lado, los adultos no necesitan más de 0.8 o 0.9 gramos de proteína por kilo de peso corporal sano al día12. Es más probable que alguien sufra de exceso de proteína que de deficiencia13. Los efectos negativos asociados a un exceso de proteína o una ingesta demasiado alta de carne a largo plazo podrían incluir problemas en los huesos y el equilibrio de calcio, problemas en la función renal, mayor riesgo de cáncer, problemas en el hígado, y un empeoramiento de la enfermedad coronaria. Al considerar todos estos riesgos potenciales, no existe en este momento ninguna razón científica para recomendar un consumo de proteína por encima de la cantidad diaria recomendada.

Los bajos niveles de proteína de la leche humana (sobre un 6% de las calorías) no significan que los adultos necesiten esa cantidad. Un bebé de casi 7 kg puede tomar unas 500 calorías al día, pero un adulto unas 10 veces más pesado no va a consumir 10 veces más comida (5000 calorías). Aunque pesamos 10 veces más, solo comemos unas 4 o 5 veces más. Así que nuestra comida sí necesita tener una mayor concentración de proteínas. Sin embargo, solemos consumir más de lo que necesitamos, aún en una alimentación basada en plantas, siempre que se ingieran las calorías necesarias se estarán cubriendo los requisitos de proteína. 

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Referencias Bibliográficas

  1. Carpenter, K.J. (1986). The history of enthusiasm for protein. J Nutr. Jul;116(7):1364-70. PubMed PMID: 3528432.
  2. McLaren, D.S. (1974). The great protein fiasco. Lancet. Jul 13;2(7872):93-6. PubMed PMID: 4137270. 
  3. Waterlow J.C. (1984). Kwashiorkor revisited: the pathogenesis of oedema in kwashiorkor and its significance. Trans R Soc Trop Med Hyg.;78(4):436-41. PubMed PMID: 6485050. 
  4. Smith MI, Yatsunenko T, Manary MJ, Trehan I, Mkakosya R, Cheng J, Kau AL, Rich SS, Concannon P, Mychaleckyj JC, Liu J, Houpt E, Li JV, Holmes E, Nicholson J, Knights D, Ursell LK, Knight R, Gordon JI. (2013). Gut microbiomes of Malawian twin pairs discordant for kwashiorkor. Science. Feb 1;339(6119):548-54. doi: 10.1126/science.1229000. Epub Jan 30. PubMed PMID: 23363771; PubMed Central. PMCID: PMC3667500. 
  5. Rivers, J.P. (1979). The profession of nutrition–an historical perspective. Proc Nutr Soc. Sep;38(2):225-31. PubMed PMID: 388450.
  6. Cannon, G. (2005). The rise and fall of dietetics and of nutrition science, 4000 BCE-2000 CE. Public Health Nutr. Sep;8(6A):701-5. PubMed PMID: 16236204.
  7. McLaren, D.S. (2000). The great protein fiasco revisited. Nutrition. Jun;16(6):464-5. PubMed PMID: 10869908. 
  8. Carpenter, K.J. (1992). Protein requirements of adults from an evolutionary perspective. Am J Clin Nutr. May;55(5):913-7. Review. PubMed PMID: 1570797. 
  9. Speth, J.D. (2010). The Paleoanthropology and Archaeology of Big-Game Hunting: Protein, Fat, or Politics? Interdisciplinary Contributions to Archaeology. Springer Science & Business Media: Estados Unidos de América.
  10. Davis TA, Nguyen HV, Garcia-Bravo R, Fiorotto ML, Jackson EM, Lewis DS, Lee DR, Reeds PJ. (1994). Amino acid composition of human milk is not unique. J Nutr. Jul; 124(7):1126-32. PubMed PMID: 8027865.
  11. Ziegler, E.E. (2007). Adverse effects of cow’s milk in infants. Nestle Nutr Workshop Ser Pediatr Program; 60:185-96; discussion 196-9. Review. PubMed PMID: 17664905.
  12. Millward, D.J. (2012). Identifying recommended dietary allowances for protein and amino acids: a critique of the 2007 WHO/FAO/UNU report. Br J Nutr. Aug;108 Suppl 2:S3-21. doi: 10.1017/S0007114512002450. PubMed PMID: 23107542.
  13. Delimaris, I. (2013). Adverse Effects Associated with Protein Intake above the Recommended Dietary Allowance for Adults. ISRN Nutr. Jul 18:126929. doi: 10.5402/2013/126929. eCollection. Review. PubMed PMID: 24967251; PubMed Central PMCID: PMC4045293.

Fuente Original

Greger, M. (2019). Cambiar los requerimientos de proteínas. Recuperado el día 5 de agosto de 2019 de la página: https://nutritionfacts.org/es/2019/04/11/cambiar-los-requerimientos-de-proteinas/  

Gemma Parra
Gemma Parra
Gemma es Editora de Come Con Ciencia. Ha participado, desde hace 6 años, en otras ONGs realizando actividades similares. Actualmente es estudiante del Doctorado en Ingeniería Eléctrica en la Universidad de Guanajuato, egresada del Tec de Monterrey de la carrera de Ingeniería Biomédica.