Necesitamos un sistema alimentario que ejerza menos presión sobre la salud del planeta y la salud pública. Se plantean 3 ejes de acción para lograrlo: terminar con los subsidios a la agricultura animal, apoyar el cultivo de alimentos locales y sostenibles e invertir con fondos públicos en el desarrollo de alternativas a la carne, entre ellas, la agricultura celular.
- El principal impulsor de las enfermedades zoonóticas es la agricultura industrial animal.
- La ganadería intensiva, deforestación, invasión de hábitats silvestres, cambios del uso de suelo, y tráfico ilegal de especies permiten el contacto humano con otros animales.
- Parece que el consumo de carne es una forma socialmente aceptada para dañar al planeta y afectar a nuestra salud.
La evidencia científica es firme en declarar que el principal impulsor de las enfermedades zoonóticas, aquellas que se transmiten de animales a humanos como el dengue, SARS, MERS, COVID-19, es la agricultura industrial animal. Si bien nuestra prioridad actual es el desarrollo de una vacuna para el COVID-19, debemos comenzar a adoptar medidas más radicales para abordar las raíces de esta crisis sanitaria: ganadería intensiva, deforestación, invasión de hábitats silvestres, cambios del uso de suelo, y tráfico ilegal de especies. Necesitamos un sistema alimentario que ejerza menos presión sobre el planeta y la salud pública.
Parece que el consumo de carne es una forma socialmente aceptada para dañar al planeta y afectar a nuestra salud.
Se han planteado tres principales intervenciones o ejes de acción:
- Terminar con los subsidios a la agricultura industrial animal y gravar los productos animales para incorporar el costo de las consecuencias ambientales y de salud pública, con el objetivo de la eventual abolición de la industria cárnica.
- Apoyar el cultivo de plantas locales y sostenibles para reemplazar el monocultivo. Debemos aliviar la presión sobre el suelo y la vida silvestre mientras creamos empleos agrícolas mejores y más seguros. Debemos recordar que los trabajadores en la industria cárnica, así como sus pares en mercados húmedos, tienden a ser los primeros expuestos a nuevos patógenos.
- Invertir con fondos públicos a gran escala para el desarrollo de alternativas vegetales a la carne y en la agricultura celular. La agricultura celular se refiere al cultivo de tejido animal a partir de células madre. Lo que podría expandir la investigación científica y el empleo al tiempo que estimularía una transición a la proteína libre de animales.
La era posterior a la carne será más saludable.
Entre la agricultura, la ganadería y los cultivos forrajeros, la industria ganadera ocupa el 40% de la superficie habitable del mundo. Un sistema alimentario centrado en alimentos vegetales y sostenibles, requeriría una décima parte de la superficie habitable. Reduciría el brote de nuevas epidemias al limitar el contacto entre humanos, animales y animales salvajes ,y además, permitiría restaurar la biodiversidad.
Los viejos hábitos pueden cambiar.
En las últimas semanas, conforme el coronavirus se ha extendido, las ventas de frijoles han aumentado5. Al parecer las personas están dispuestas a comer legumbres si es parte de un esfuerzo de salud pública. Cuando termine esta pandemia, debemos seguir haciéndolo, para que no ocurra un desastre más letal.
Desde Come Con Ciencia te invitamos a reducir tu consumo de productos cárnicos, cambiando hacia una alimentación mayormente basada en alimentos vegetales y alimentos enteros. De esta manera podríamos frenar el cambio climático, reducir el uso indiscriminado de antibióticos y prevenir las enfermedades zoonóticas.
¡Por tu salud y la del planeta, Come Con Ciencia!
Referencias Bibliográficas
Fuente Original