¿Y si nos falta el agua?

“La producción de productos cárnicos requiere de enormes cantidades de agua para cultivar, entre otros, el maíz y la soya con la que se alimenta a los animales. Es un sistema energéticamente ineficiente y desastroso. Mucho más eficiente resulta que la población se alimente directamente del maíz, soya y otros cereales y legumbres”, escribe Dulce Ramírez de Igualdad Animal.

¿Qué pasará cuando el líquido que escasee sea el agua en vez de la gasolina? En 2006, la ONU, a través de la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) publicó un histórico informe “La larga sombra del ganado” que responsabiliza, entre otros, a la industria de la carne por la contaminación de la tierra, el cambio climático y la contaminación del aire, la escasez global de agua y la contaminación de acuíferos, y con ello de la pérdida irreparable de biodiversidad. Se estima que para el año 2025, un tercio de la población mundial sea afectada por escasez severa de agua. Y la situación empeorará en el año 2050, convirtiéndose en potencialmente catastrófica.

De acuerdo con la FAO, en una semana el gasto en agua debido al consumo de carne de cada persona, equivale a lo que le llevaría consumir 8 años bebiendo dos litros de agua diarios. Para producir un kilogramo de carne de bovino (8 hamburguesas) se necesitan más de 15 mil litros de agua. No hay una sola persona en el planeta que no necesite agua para vivir. Sin duda, la mejor manera de evitar esta catástrofe es aumentar la cantidad de productos de origen vegetal que consumimos, sustituyendo aquellos que provienen de animales. Busca las alternativas compasivas con el planeta y con nuestra salud.