Los investigadores analizaron el riesgo de las enfermedades y la mortalidad para diversos factores de la dieta, y encontraron que las malas decisiones alimenticias, contribuyeron a 11 millones de muertes a nivel mundial, cerca del 22% de las muertes de adultos, y a una pobre calidad de vida. Por lo que se sugiere que un mejoramiento en la dieta podría prevenir 1 de 5 muertes a nivel mundial. También encontraron que una alta ingesta de sodio y una baja de frutas y granos enteros fueron los factores de riesgo principales en muchos países. Las personas que viven en los Estados Unidos consumieron las cantidades más altas de carne procesada, bebidas azucaradas, y grasas trans, así como estuvieron con los consumos más bajos de granos enteros y legumbres.
Los cambios no se limitan exclusivamente a los hábitos alimenticios, sino que también incluyen a las prácticas de la agricultura. Si dichos cambios no se efectúan de forma apropiada, es probable que se incrementen las preocupaciones en torno al cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la erosión de la tierra y el suelo, y decrecimiento en el agua destilada. De igual manera, hoy en día existe bastante evidencia sustentada en estudios de la pasada década que muestran que un cambio en la dieta de una no saludable basada en alimentos derivados de animales (carnes rojas y carnes procesadas) a una alimentación sostenible (centrada en frutas, vegetales y granos enteros) puede estar asociada con una emisión menor de gases de efecto invernadero. Por lo que esto podría ser una estrategia alimenticia más sustentable en términos ambientales.
GBD. (2017). Diet Collaborators. Health effects of dietary risks in 195 countries, 1990–2017: a systematic analysis for the Global Burden of Disease Study 2017. Lancet. Published online April 3, 2019.
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