La evidencia científica es firme en declarar que el principal impulsor de las enfermedades zoonóticas, aquellas que se transmiten de animales a humanos como el dengue, SARS, MERS, COVID19, es la agricultura industrial animal.
Cuando la producción de alimentos invade a la vida silvestre, crea oportunidades para que ciertos patógenos brinquen hacia el ganado y hacia los humanos. Y cuando estos patógenos lograr cruzar la barrera entre especies, es que generan enfermedades zoonóticas. Por su cuenta, la agricultura animal ha generado sus propias enfermedades dentro de sus granjas industriales, como fueron la gripe porcina y la gripe aviar, entre otras. La falta de higiene y los problemas de salud animal dentro de estas granjas, se soluciona con el uso indiscriminado de antibióticos, lo que promueve la resistencia a los antibióticos en los humanos. La agricultura animal además contribuye al cambio climático, como se ha reportado en diversos estudios.
La resistencia a los antibióticos y el cambio climático agravan las enfermedades zoonóticas.
Así como las amenazas zoonóticas se multiplican, combatirlas se vuelve cada vez más difícil. Los antibióticos son cada vez más ineficaces en parte porque los ganaderos comerciales abusan de ellos, con la esperanza de acelerar las tasas de crecimiento o como una medida profiláctica contra la propagación de enfermedades en granjas industriales superpobladas. El uso excesivo de antibióticos también estimula la evolución de los súper microbios como la MRSA, una bacteria carnívora que ahora se encuentra en los hospitales de todo el mundo. Los investigadores han emitido advertencias sobre las consecuencias de nuestro sistema alimentario dominado por el consumo de carne. Después del brote de SARS en 2003, un ensayo en el American Journal of Public Health lamentó que «cambiar la forma en que tratamos a los animales, básicamente, dejar de comerlos o al menos limitar radicalmente su consumo, no esté dentro del radar como una medida preventiva importante”4. Tiempo después en 2016, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente advirtió que la revolución ganadera es un desastre zoonótico a la espera de suceder5. Hoy 2020 ya sucedió, se llama COVID-19.
Necesitamos tener una discusión honesta acerca de cómo producir nuestra comida. Individualmente, debemos dejar de comer productos animales. Colectivamente, debemos transformar el sistema alimentario global y trabajar para terminar con la agricultura animal y reconstruir gran parte del mundo. Curiosamente, muchas personas que no desafían la realidad del cambio climático se niegan a reconocer que el consumo de carne pone en peligro a la salud pública.
Parece que comer carne es una forma socialmente aceptada de negación de la investigación científica.
Fueran los murciélagos o los pangolines, en el origen del COVID-19 surge una simple relación causal entre el consumo de animales exóticos (causa) y el coronavirus asolando al mundo (efecto). El Dr. Anthony Fauci, principal epidemiólogo de los Estados Unidos, le dijo a Fox: «Me sorprende que cuando tenemos tantas enfermedades que emanan de esa interfaz inusual entre humanos y animales, simplemente no terminemos con ella”1. Su opinión se hace eco de un coro creciente en todo el espectro político que destaca a los llamados mercados húmedos de China como los culpables de la pandemia. La senadora republicana Lindsey Graham calificó el comercio de animales exóticos chinos como repugnante2 y la conservacionista Jane Goodall pidió una prohibición global3. Es importante tener en mente que tanto los mercados húmedos como el tráfico de animales silvestres existen en todo el mundo, se trata de una situación global que no es exclusiva de China, por lo que las soluciones deben emprenderse a nivel internacional.
La realidad es que el consumo de carne continúa aumentando, aunque durante esta pandemia las personas han preferido el consumo de legumbres (proteína vegetal) y es lo que más se almacena en las alacenas7. De no mantenerse el consumo de lo vegetal por encima de la proteína animal, el consumo de animales se volverá una vez más en nuestra contra6. Si bien los xenófobos le llaman el virus Wuhan al a COVID-19, las zoonosis emergen en todo el mundo, y lo hacen con mayor regularidad.
Desde Come Con Ciencia te invitamos a reducir tu consumo de productos cárnicos, cambiando hacia una alimentación mayormente basada en alimentos vegetales y alimentos enteros. De esta manera podríamos frenar el cambio climático, reducir el uso indiscriminado de antibióticos y prevenir las enfermedades zoonóticas.
Dutkiewicz, J., Taylor, A., and Vettese, T. (2020). The Covid-19 pandemic shows we must transform the global food system. Recuperado el día 27 de abril 2020 de la página: https://www.theguardian.com/commentisfree/2020/apr/16/coronavirus-covid-19-pandemic-food-animals